martes, noviembre 08, 2005

Encuentros en la noche



Encuentros en la noche

Un sobresalto inexplicable
me estremece
y me despierta.
Aún no ha amanecido
no se ha terminado la noche,
las imaginaciones
irrumpen
se encienden espontáneamente
se agolpan en mi mente,
¿qué cosa dulce podría no soñar contigo?
en mi hay sueños que nunca mueren
mi subconsciente
es como un cielo
poblado de realidades
ilimitadas…
Una fuerza adormecedora
me arrastra hacia
ocultos paraísos en la oscuridad;
tengo ojos para la noche
la oscuridad también sirve
para juntarnos,
me siento presa de una levedad
que me seduce fascinándome
me siento como un río subterráneo
navegable, solo en parte
adentro de la tierra
o adentro de mi carne
envuelto en una extraña liturgia
quiero escapar,
pero algo me arraiga al trance
y me extravía
entre interminables laberintos,
encuentros y resurrecciones
y a veces abismos interpuestos,
pariendo imágenes eucarísticas
de otro cuerpo tocable,
profundamente deleitable
desde mi miedo vencido
más que lo prohibido,
siento lo natural,
que hierve
y hiela mi sangre al mismo tiempo.



Escucho a lo lejos:
un crepitar de palabras
que se funden
en lo consciente y lo inconsciente
como si mil voces subrayaran palabras
de un dulce coloquio
un sentir bravío,
me hace flotar
y luego me precipita
“¿Quién les dijo que nosotros...,
nos amábamos en estás noches?
¿Qué somos campos magnéticos
interpenetrados…
y los escultores de este poema?...,
si, somos amantes...
curvándonos uno en el otro
¡Amarnos es un oficio y un arte!”
Emanando de las sombras
una idea precisa me hiere
empiezo a descorrer su imagen
(a visualizarle), desesperadamente
aparece delante de mis ojos
destacan sus senos y sus labios
y en mí su alma palpitante
se disuelve en excitaciones.
Es como el sigue y el detente,
inscrito en el plexo del cuerpo,
en medio de aquel secreto trance
que a voces calladas
me grita sus más sentidas congojas.
Y no hay distinción entre ella y yo
cuando entra para habitarme
para hacerme sentir deliciosamente
los rumores de la noche
aún cuando a veces me duela el pecho
de inquietud y privaciones.

08 de agosto de 2005




Nota:

Estos ecos proceden del cielo estrellado
reverberaciones de luz
como las de la insignificante luciérnaga
pequeña y enigamática
el cielo oscurecido
con su fosforescencia me muestra sutilmente
mi origen
o la génesis de estas palabras
que prevalecen en flasch tornasoles.

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